Miguel Ángel Romero Méndez
Hace más de dos siglos, un escocés demolió la idea de causalidad. No es A, entonces B; el razonamiento correcto es: A; probablemente, B. Años después, en el pueblo de Königsberg, un pequeño hombre confirmó lo que había dicho aquel filósofo británico, pero también consideró que la idea de causalidad es inherente al entendimiento humano.